"La caza del jabalí de Calidonia", de Peter Paul Rubens. En la Mitología Griega, el Jabalí de Calidonia era una bestia enviada por Artemisa contra Etolia en venganza por el descuido en sus ritos. Entre quienes le dieron caza se encuentran la heroína Atalanta, que le clavó la primera flecha, y el héroe Meleagro, que le dio muerte
CAP.2.34
Aunque Cide Hamete nos adelanta, en el epígrafe a este capítulo, que en él se nos diría cómo se desencantaría a Dulcinea, la verdad es que, una vez más, el narrador, autor o traductor de esta verdadera historia, ultima el capítulo sin decirnos cómo la ha de desencantar. Por lo que deduzco, que el mencionado epígrafe pertenece a los acontecimientos del cap. siguiente, o sea al 2.35. Pero no perdamos más tiempo en estas menudencias. Los duques maquinan diversas trastadas o burlas que gastar a don Quijote y Sancho; desde luego, estas tales trastadas, han de tener apariencia de aventuras propias a la caballería andante.
Pues, desde luego, una buena forma de reírse de nuestros amigos sería llevárselos de montería, para poder apreciar al detalle las reacciones que nuestros protagonistas tendrían ante un animal cimarrón. Les dan unos trajes propios para la montería, don Quijote lo rechaza arguyendo que eso son lujos innecesarios, que con una sola muda de ropa pasa él todo el año, e incluso con esa frecuencia la mantiene en perfecto estado de revista.
Sancho no piensa igual, y no porque se asee y se cambie más de ropa, sino porque piensa venderla al primero que se le cuadre. Sin duda este escudero debe de tener no pocas gotas de sangre judía: de otra forma no se entiende cómo ha salido tan fino para las finanzas.
Ofrecen los duques a Sancho un buen caballo para participar en la cacería, pero renuncia a él, prefiere no desamparar a su rucio. Craso error, el que comete sancho -pues sabiendo de la ausencia de su valor-, el caballo le hubiera sido de más provecho en una posible huída. Allá que se los llevaron, al amo y al escudero a un "frondoso bosque que entre dos montañas estaban". Desmontan de las caballerías y van tomando posiciones, el duque y don Quijote en vanguardia, para ser los primeros en abatir la presa; Sancho, como es inherente a su pusilánime espíritu, se queda en el vagón de cola (aunque según se vea, ¡porque quizás pueda hacer frente a los que vengan por detrás!). Pero no pensemos mal del valiente escudero, su papel en la cacería es fundamental: se sube a un árbol para ver antes que nadie cuándo se acercan las fieras. Más la suerte no le acompaña, porque la rama donde se aposta se quiebra; seguro que ha cogido algo de peso por culpa de las opíparas comidas que se aprieta últimamente.
El cuadro que se nos presenta no tiene desperdicio, aunque nos da algo de pena que don Cervantes se burle de Sancho de esta manera:
"Sólo Sancho, en viendo al valiente animal, desamparó al rucio y dio a correr cuanto pudo, y, procurando subirse sobre una alta encina, no fue posible; antes, estando ya a la mitad dél, asido de una rama, pugnando subir a la cima, fue tan corto de ventura y tan desgraciado, que se desgajó la rama, y, al venir al suelo, se quedó en el aire, asido de un gancho de la encina, sin poder llegar al suelo. Y, viéndose así, y que el sayo verde se le rasgaba, y pareciéndole que si aquel fiero animal allí allegaba le podía alcanzar, comenzó a dar tantos gritos y a pedir socorro con tanto ahínco, que todos los que le oían y no le veían creyeron que estaba entre los dientes de alguna fiera."
El rucio no pagó a Sancho con la misma moneda -que lo dejó solo para subir a la encina-, sino que se estuvo al pie del árbol esperándole. Finalmente, don Quijote descolgó a Sancho, y éste en vez de agradecerle a su amo el favor, se lamenta por la rotura del sayo de monte: "la pela es la pela" (dicho que se le atribuía a los catalanes, que nada tienen que envidiar a los judíos en cuanto delfines monetarios).
Como consecuencia, posiblemente, del enfado por la rotura del vestido, Sancho predicó con vehemencia a los presentes que, qué gusto recibían de esperar a un salvaje animal con peligro de ser embestido por un colmillo y que, además, para qué "matar a un animal que no ha cometido delito alguno." No les faltan argumentos al duque y a don Quijote para contrarrestar la prédica de Sancho: "La caza es una imagen de la guerra...................."
Sancho añadió que la caza era ejercicio de holgazanes y que los gobernantes deberían renunciar a tales inútiles y dedicarse al gobierno de sus estados. Con estos dimes y diretes se iba agotando el día, la noche pidió permiso para entrar y entró bien cerrada. De repente se iluminó el bosque por los cuatro costados, y se escuchó gran estruendo de trompetas, tambores, chirriar de ruedas de carretas arrastradas por bueyes en cuyos cuernos venían abrazadas unas antorchas con un fuego cegador (¿sería el origen de los toros embolaos?).
Tanto era el estruendo que hasta don Quijote, viva personificación del Valor, dejó de serlo, y empezaron a temblarle sus más que calcificadas piernas (algo de pellejo también quedaba).Sancho, por su parte, no perdió la ocasión para intimar, cayendo desmayado sobre las faldas de la duquesa. Precedía aquella procesión un feo personaje a caballo que dijo ser el diablo, raro personaje que juraba por Dios y su conciencia. A lo que Sancho dijo que a él le parecía que hasta en el mismísimo infierno hay gente buena. Preguntaba el diablo por don Quijote para darle albricias de Dulcinea. Sancho le dijo al rabilargo que si estaba ciego, porque lo tenía delante de sus narices: "traigo en tantas cosas divertidos los pensamientos, que de la principal a que venía se me olvidaba", contestó el que habita en el corazón de las tinieblas (no en El Congo, aunque parecido).
En la caravana de la muerte venían, en distintas carrozas, varios personajes legendarios y fabulosos. Aunque el más osado resultó ser un "hombrón robusto y de mala catadura" quien quiso amedrentar a don Quijote con la siguiente sentencia: -Yo soy Arcaláus el encantador, enemigo mortal de Amadís de Gaula y de toda su parentela.
Finalmente se escuchó una "suave y concertada música" que hizo alegrar el corazón de Sancho: ¡ya no quiso levantar la cabeza del regazo de la duquesa!!
10 comentarios:
El cuadro de Rubens, impresionante.
Con lo del título, Cervantes nos toma el pelo, como otras veces.Nos quedamos sin saber lo del desencanto.
"Me ha encantado esto:
Sancho, como es inherente a su pusilánime espíritu, se queda en el vagón de cola... Pero no pensemos mal del valiente escudero, su papel en la cacería es fundamental: se sube a un árbol para ver antes que nadie cuándo se acercan las fieras."¡Buenísimo!
Me queda la parte final del capítulo, me pongo con ella.
Un abrazo
Como siempre, he disfrutado de tu comentario, amigo Antonio. Ironia, inteligencia, sentido del humor..¡aqui hay de todo, mucho y bueno...!
Un enorme abrazo.
Vaya giro que has pegado a tus comentarios, ya no se puede venir sólo a reírse, hay mucho más, te lo iba a haber dicho hace ya semanas, pero ahora ya es más que evidente.
me gusta sobre todo el ingenioso giro que has pegado al "Corazón de las tinieblas" de Conrad.
Estos dos capítulos pertenecen al mismo relato. Cervantes hizo dos capítulos, todos los recursos que pusieron los duques merecían más que uno sólo, había muchas cosas que contar.
Cómo te gusta citar (mover la capa) para que el de las barbas embista. Para que veas que los políticos quieren suprimir las corridas de toros en el Nordeste peninsular ( de hecho ya ni existen) y dejar los toros de fuego porque parece que eso sí es tradición por ahí. En lo otro de la pela no me meto porque hay de todo en todos los sitios.
Sancho se nos descubre como ecologista, no concibe el derroche. Un traje en aquella época valía un dineral.
Rubens siempre me deja, como pensando.
No sè. Dalì me sorprende. Rubens, es otra cosa.
Tu comentario es, como siempre, un lujo, Antonio.
Como dice ABEJITA, el cuadro es impresionante ¿en qué museo estará? Es para ir a verlo con detenimiento porque hay mucho barullo y muchos personajes. Por lo que cuenta el capítulo que acabamos de leer y desmenuzar, así debió de ser como alancearon al jabalí.
Sobre el orígen judio de Sancho, me parece que tanto él como Quijo (al igual que Cervan) tendrían sangre judia y no tanto por lo de las finanzas (que tambien) sino por su inteligencia, sobre todo el gran Cervantes, por supuesto.
Estupendo tu resumen, como siempre. Muchos besotes, M.
En el comentario desentrañas las claves de la burla. Estoy con Pancho en todo.
Saludos.
Como recién incorporada al grupo de lectura de los jueves,paso a saludarte.
Todavía me falta mucho para llegar a estos capítulos, ya que he empezado la lectura por la primera parte, pero voy a buen ritmo, así que algún día será.
Un saludo
Amigo, vuelvo pero no se si con frecuencia, ya sabes de ánimos ando por los suelos, pero de todo se levanta uno...un abrazo
Tomo buena nota del pormenorizado análisis y de tus conclusiones con su punto de humor. Gracias Antonio.
Hola Antonio, llego un poco tarde a leer tu comentario sobre el capítulo de DQ pero las semanitas q llevo han estado bt saturadas de no saber dnd acudir, te leí, pero me gusta comentarte despacio.
Bien, en primer lugar me ha dado mucha alegría la imagen de la cacería de Rubens cmo ilustración de tu artículo, no por la escena de caza, q yo me suscribo a lo q dice Sancho y pienso q "la caza es ejercicio de holgazanes y que los gobernantes (y quienes no lo son tb, pues hoy día no tiene justificación esa actividad) deberían renunciar a tales inútiles y dedicarse al gobierno de sus estados.". Y digo esto, porque desde q Rubens dejó de existir, por tanto de pintar (lógica aplastante, jijiji), las gorditas no tenemos quien nos rinda tributo y pleitesía como él lo hizo (Botero tb se dedica a la expresión del "bacon" en su pintura y escultura pero no sublimina el michelín y los tocinillos a la categoría de carnes donairosas con denominación de origen del Olimpo).
En fin, ya veremos en qué queda toda esta aventura de montería. Si tengo tiempo releeré el siguiente capítulo y, si no, me vendré a tu resumen, lo cual haré de todas formas porque me encanta tu manera de decir sobre las aventuras de este entrañable canijo nuestro.
>:0]
un abrazo Antonio, al resto por extensión
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