"Verdaderamente está cuerdo y verdaderamente se muere Alonso Quijano el Bueno"
(Vivamos en un mundo de sueños y lo haremos durante luengos años. Amén)
Respiraban un aire denso, porque agobiante era la atmósfera, las dos arañas que tejían su “caliginosa” tela, allá arriba, en la esquina del techo, sobre la cabeza de don Quijote encamado. Y se repetían la una a la otra: -niña, aquí huele a muerto, -pero fíjate qué “tranqui” y sosegado está este “tronco”:
a) “Llegó su fin y acabamiento cuando él menos lo pensaba”
b) “Yo me siento, sobrina, a punto de muerte;”
c) ” Verdaderamente se muere, y verdaderamente está cuerdo Alonso Quijano el Bueno”
d) “entre compasiones y lágrimas de los que allí se hallaron, dio su espíritu: quiero decir que se murió.”
. Seis días estuvo el hidalgo con calenturas (y al séptimo no se murió), y las pobres arañas con él respirando el halo nauseabundo y morcilloso que por entre sus dientes cariosos exhalaba. A continuación de estos seis piréticos días, anduvo otros tres ahora me desmayo ahora “mespabilo”, y al décimo, si no he perdido la cuenta, “dio su espíritu: quiero decir que se murió”
Durante estos días, sus buenos amigos el bachiller Sansón Carrasco, el cura “curiambro”-porque no le bautizó Cide Hamete de otra forma- y maese Nicolás el barbero, iban y venían de sus asuntos al lecho de don Quijote. Sancho Panza se había mimetizado con el cabecero de la cama, porque de allí no se movía; no explica el autor si por miedo a que muriese su amo intestado y quedase él incobrado (que no viene en el DRAE, pero da juego).
Le confesó el cura (pecadillos “menúos” porque don Quijote había vivido como un santo –y casto- varón), y al salir de la habitación le comunicó a la peña: “verdaderamente se muere y verdaderamente está cuerdo don Alonso Quijano el bueno”.
Insiste Cide Hamete en varias ocasiones sobre la bondad de don Quijote (que se me hace difícil llamarle Alonso Quijano): “El ama y la sobrina hacían pucheros mientras cocían el puchero. en tanto que fue don Quijote de la Mancha, fue siempre de apacible condición y de agradable trato, y por esto no sólo era bien querido de los de su casa, sino de todos cuantos le conocían”.
Cuando no se lo decían los demás, tampoco necesitaba don Quijote abuela para autoalabarse:
a) ” -Señores -dijo don Quijote-, vámonos poco a poco, pues ya en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño: yo fui loco, y ya soy cuerdo; fui don Quijote de la Mancha, y soy agora, como he dicho, Alonso Quijano El BUENO”.
b) Dadme albricias, buenos señores, de que ya yo no soy don Quijote de la Mancha, sino Alonso Quijano, a quien mis costumbres me dieron renombre de Bueno".
Es generoso con su herencia, dando dineros al ama para que se compre un vestido:
”y la primera satisfación que se haga quiero que sea pagar el salario que debo del tiempo que mi ama me ha servido, y más veinte ducados para un vestido”.
Pide perdón a Avellaneda por haberle dado motivos (¿no es esto la cima de la ironía cervantina?):
“»Ítem, suplico a los dichos señores mis albaceas que si la buena suerte les trujere a conocer al autor que dicen que compuso una historia que anda por ahí con el título de Segunda parte de las hazañas de don Quijote de la Mancha, de mi parte le pidan, cuan encarecidamente ser pueda, perdone la ocasión que sin yo pensarlo le di de haber escrito tantos y tan grandes disparates como en ella escribe, porque parto desta vida con escrúpulo de haberle dado motivo para escribirlos.”
No le quede al lector ninguna duda de que Alonso Quijano acabó abominando de los libros de caballerías:
LC 1.- “Yo tengo juicio ya, libre y claro, sin las sombras caliginosas de la ignorancia, que sobre él me pusieron mi amarga y continua leyenda de los detestables libros de las caballerías”.
LC 2.- ”Ya soy enemigo de Amadís de Gaula y de toda la infinita caterva de su linaje, ya me son odiosas todas las historias profanas del andante caballería”
LC 3.- “Ítem, es mi voluntad que si Antonia Quijana, mi sobrina, quisiere casarse, se case con hombre de quien primero se haya hecho información que no sabe qué cosas sean libros de caballerías” (Y lo dice en serio)
LC 4.- “y después de haber abominado con muchas y eficaces razones de los libros de caballerías…” LC 5.-“pues no ha sido otro mi deseo que poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías, que, por las de mi verdadero don Quijote, van ya tropezando, y han de caer del todo, sin duda alguna. Vale.”(Gracias Cide hamete, igualmente te deseo).
Acaba el libro con una declaración de amor entre la pluma con que escribiera Cervantes y don Quijote.
Don Quijote muere y el escritor cuelga la pluma para siempre, pues para él sólo ella había nacido. En la esperanza de que Avellaneda no lo resucite y se lo lleve a Castilla la Vieja ¡con el frío que hace allí!. (como que si voy a la comida quijotesca debo comprarme una buena pelliza. El corazón me dirá)
Comentario adherido a la Red de Comentarios Quijotescos que, desde su blog La Acequia, magníficamente ha dirigido (y pronto unas chuletas digerido), el profesor Pedro Ojeda Escudero.