Es continuación de la entrega 1 y de la entrega 2
Los programas basura copan el espacio televisivo
¿Para qué queremos 50 canales de TV?, si nos sobran dedos en una mano para contar los que no atentan contra la dignidad e inteligencia humanas.
Juicios paralelos, presunción de culpabilidad, mentiras, bajos instintos, coyundas, malos tratos; lenguaje soez, griterío, calumnias. Morbo y amarillismo ¡Viva España!
Vivimos inmersos en la Frivolidad: la chabacanería y la vulgaridad es el hábitat natural al que nos hemos acostumbrado. El valor de una persona se tasa por su valor mediático. Las personas más desaconsejables se forran por contar frivolidades que casi siempre, además, son mentiras.
La población española, que no es cutre (¡Bueno!), debería castigar a este tipo de programas “humillantes”, y NO rebajarse a ellos viéndolos. El público tiene el mando (“de la tele”, pero por lo que se ve su mente la manejan otros) para poder castigarlos.
El poder político se somete al poder económico.
No estoy diciendo nada nuevo, es el mismo discurso de siempre: los políticos, con sillón en los despachos donde reside el poder de decisión, se someten a los dictados de las grandes corporaciones transnacionales (y, muchos politiquillos de la “escala básica”, han establecido sospechosas “relaciones fraternales” con algunos privilegiados -por ello mismo- industriales locales).
Mientras el pueblo, se entretiene con el circo de Belén Esteban y Compañía, no da la lata, no molesta. Tiene la barriga llena y la mente ocupada (¡UF, qué desastre nacional sería si a la “plebe” le diera por pensar!)
A los modernos poderes fácticos -políticos títeres y grandes corporaciones industriales- (antaño fueron el cura, el terrateniente y el teniente -gente valiente, ente, ente... por la fuerza bruta- de puesto) que ahora tenemos, les interesa el amansamiento (de atontar) de las masas sociales y su puesta en trashumancia hacia los pastos sembrados por el capitalismo más neocom (salvaje) para que consumamos sus mierdas de productos. Nos prometen la felicidad más grande y duradera (como al pueblo elegido) consumiendo el producto anunciado, en caso de no hacerlo seremos los más desgraciados del mundo.
Digamos como Sócrates (o fue Diógenes?); ¡Cuántas cosas hay en este mercado que NO NECESITO! Que no nos creen necesidades que ni teníamos ni mejoran nuestro bienestar: lo único que quieren es hacernos consumidores esclavos.
Sepamos que vivimos en la gran mentira, la percepción de las cosas es más importante que la realidad de las cosas. Ésta es una crisis de percepción.
Hagamos caso, de nuevo, a Sócrates, quien dijo “conócete a ti mismo”. La virtud reside en el conocimiento, es la mejor vacuna para defendernos de la manipulación de los “nuevos poderes fácticos”.
Practicar el dominio de uno mismo y repetir (haciéndonos un gran beneficio a nosotros mismos y a nuestra Madre Naturaleza) cuando surja la tentación de consumir: ¡CUÁNTAS COSAS QUE NO NECESITO!
Dicen que se acerca la Navidad, son días propicios para leer este enlace (estemos al loro). Y no abusar de esto. Interesante y muy recomendable ver este video con viñetas de El Roto