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sábado, 22 de enero de 2011

Sexualidad en”Inquietud en el Paraíso" (Y III)

La confirmación, desde dentro de la novela,  del Rodrigo homosexual nos la da Conchitón: "Te gustan los chicos guapos…Ya, Ya, no me lo niegues: yo lo sé esas cosas se notan”. (Sirva asímismo la imagen para deleite de la platea femenina)


Me hubiera gustado, aunque fuera brevemente, haber abordado otras caras de este gran poliedro que es “Inquietud en el Paraíso”. Porque tan plagada (de plaga benigna y reconfortante) está la novela de sexo como de comicidad (con algunas pasajes te partes la mandíbula de risa); y no menos lo está también de esperpento y locura. Pero uno no puede estar al mismo tiempo en misa y replicando, o en el caldo y en las tajadas. El factor tiempo nos emascula la mayor parte de las iniciativas que ya nos gustaría abordar.

Pero sobre todo la novela es Historia, narrada de tal manera que si así se les explicara a los jóvenes estudiantes la asimilarían mucho mejor que con el libro puro y duro de dicha disciplina. Aunque, ojo, hay que gastar mucho cuidado con la “Novela Histórica”, pues no todas poseen el rigor de documentación que debe anteceder a su escritura. Pero esta parcela más científica tiene sus propios profesionales investigadores (llámense Fernández Álvarez o Manuel Tuccitano)

El resultado para mí, es una sabrosa cocción del mejor esperpento de Valle-Inclán, en guarnición con el último surrealismo de García Lorca (El Público), y todo ello adobado con la sana y omnipresente locura de don Quijote (El viaje de ascenso al Purgatorio cual descenso a la Cueva de Montesinos, u otras locuras)

Como yo me decanté por rastrear la pista erótica de la obra, tanto la empírea de Rodrigo, como la vulgar y a veces soez de los militares (para quienes, por cierto, obligaron por decreto a Conchitón, a reservar el lupanar de su propiedad) continuaré hoy con dicha faena:

Pág. 193 Donde dice Julián a su sobrino Román, cuando se entera que el sobrino no sabe leer ni escribir: “También hay macacos adiestrados que son capaces de escribir letras y aun de componer sonetos con rima perfecta, y caballos percherones que hacen cuentas y relinchan…”Quizás alguien no encuentre “senso-sexualidad” en el párrafo anterior. Lo más que puedo hacer es remitirle al siguiente enlace Aquí, donde Lorca utiliza el caballo como símbolo erótico, y es una de las obras donde con más intensidad vuelca el granadino su homosexualidad.

Pág. 196 El capitán Paisán se adentra en las caballerizas “se dirigió a su caballo favorito, Tormento, y le acarició el lomo y el costado para tranquilizarlo (…). Pensaba que era más sensual la cercanía de aquel caballo que la de muchas mujeres” Aquí encontramos de nuevo al caballo como símbolo erótico.

Pág. 234Sanjurjo era una bestia inculta, sin ningún criterio intelectual ni político. Eso sí, había demostrado ser valiente y honrado, y sus soldados le veneraban porque era como ellos: putero, tabernario, simpático, simple, patriotero, con un resentimiento feroz hacia cualquier oficial mínimamente pulcro e ilustrado”. Un gran fanfarrón sin duda.

Pág 235Tengo comprobado (…) que la forma, tamaño y grosor de los genitales masculinos está en proporción directa con la nariz que cada uno calza, de tal modo que conociendo la napia de alguien puede usted saber qué tamaño gasta de pene” (Lo siento por las mujeres de los chatos…). Esquivias no pierde ocasión de sacar a relucir el sexo, es una constante en la novela. Aunque me ha llamado atención el no haber encontrado nada erótico ni sexual en las últimas 50 páginas; seguramente porque hay más violencia, los efectos de la guerra se palpan con más crueldad (asesinatos de Román y Antonio José) y no sería del gusto del lector “frivolizar” rodeado de dolor.

Pág. 264 Rodrigo escucha ruido en las duchas del seminario, abre la puerta y se encuentra a un grupo de chicos “que mostraban su desnudez con la naturalidad de los dioses mitológicos del Salón de Recreo”. Uno de aquellos chicos le pregunta quién es a Rodrigo, él piensa la misma respuesta que en la segunda página del libro “Yo soy aquel que, cuando Amor me inspira…. Pero como de costumbre, no se atrevió a decirlo. El sólo pensar la palabra Amor ante un chico desnudo le llenaba de vergüenza “.

Pág. 326 Conchitón refiere a Rodrigo que su burdel ha quedado sólo al servicio de oficiales del ejército, algunos son jóvenes alféreces, de los cuales la madama dice a Rodrigo:”Tenías que ver qué chicos más guapos y más bien educaditos vienen, te gustarían”. En la página siguiente continúa afirmándole Conchitón a Rodrigo: “Te gustan los chicos guapos…Ya, Ya, no me lo niegues: yo lo sé esas cosas se notan”. Y no le vamos a llevar la contraria a Conchitón. ¿Quién va a saber mejor que ella quien es marica o no lo es? Ella ha tenido algunos en su prostíbulo, clientes ha tenido para todos los gustos. Según mi opinión la afirmación de Conchitón es el bautizo o confirmación (cualquiera de los dos sacramentos puede ser válido) desde dentro de la novela de la homosexualidad de Rodrigo. He de reconocer que el concienzudo comentario del Sr de la Vega en mi entrada anterior, me hizo pensar un tanto, pero no dudar, sobre la condición sexual de Rodrigo: Rodrigo es gay como el ser que lo creó (esta “característica” del creador la leí de Abejita en el blog de Merche Pallarés).

Hay otras connotaciones sexuales y sensuales en el libro, pero enumerarlas sería muy largo; pongo algunas referencias muy de pasada: Las grotescas y groseras alusiones al respecto de algunos militares. El rastro de estrógeno que va dejando Conchita Plaza alrededor de los hombres que se cruzan en su camino. El forzoso e histérico celibato que oprime a Pilar Dorronsoro. “El extraviado sexual Gregorio Marañón” elevado al cargo de “tocólogo de la República

Nota Revulsiva:
 
Comentario que pertenece al Foro de Lectura de La Acequia, coordinado por el profesor Pedro Ojeda Escudero

ÑIÑA QUE HABLÓ ANTE LA O.N.U.