Sin duda alguna, Sancho, que ya debemos de llegar a la segunda región del aire, adonde se engendra el granizo, las nieves; los truenos, los relámpagos y los rayos se engendran en la tercera región, y si es que desta manera vamos subiendo, presto daremos en la región del fuego, y no sé yo cómo templar esta clavija para que no subamos donde nos abrasemos.
CAP. (2) 41
Se encontraban don Quijote, Sancho, los duques y toda la troupe del castillo, en el jardín a la hora acordada pero, Clavileño, el caballo volador prometido por Malambruno, se hacía de esperar. Y ya se sabe, el que espera se desespera. Don Quijote ya empezaba a imaginar conjeturas sobre Malambruno: será que ha cambiado de opinión el mago éste, será que hay retenciones de tráfico en las salidas aéreas de Candaya, o será que este protoencantador no estará encantado de presentarse a tomar singular batalla conmigo. A don Quijote le carcomían las dudas..., pero todas ellas eran infundadas porque, al momento, allí que se presentó un cuarteto de cimarrones personajes vestidos todos de verde lagarto, que resultó ser yedra, con el caballito de madera (tal cómo el que vi en la Casa Natal de Lorca, pero a medida de la gente adulta. Y es que para jugar no hay edad) a cuestas. Lo ponen de patas para abajo (que es lo normal, aunque sea de madera) y uno de ellos dice (que suba en este artilugio el que tenga “h..” -la gallina lo pone-. valor para ello):" .-
Suba sobre esta máquina el que tuviere ánimo para ello.
-Aquí -dijo Sancho- yo no subo, porque ni tengo ánimo ni soy caballero.
Desde un principio, Sancho quiere echar el culo fuera de tan leñoso caballo, que él más utilidad le sacaría calentando bajo la chimenea de su casa: él nada sabía aún del “ardiente” desenlace de esta voladora historia.
Fue el duque quien tuvo que convencer a Sancho para que subiera sobre el caballo, dándole palabra de que a la vuelta le esperaba la ínsula, con todos sus ínsulanos en gran deseo de verle retornado, sano y salvo: "siempre que volviéredes hallaréis vuestra ínsula donde la dejáis, y a vuestros insulanos con el mesmo deseo de recebiros por su gobernador".
Hay quien dice que la fe mueve montañas, difícil es de creer, lo que sí es seguro es que el dinero y los bienes materiales hacen milagros: Sancho es buena prueba de ello.
Quiso don Quijote intercambiar, secretamente, unas palabras con su escudero, y le dijo que por qué no se daba una tanda de 500 azotillos de nada, antes de partir a tan largo viaje, “ que el comenzar las cosas es tenerlas medio acabada”. Sancho recibió mucho enojo de tan desfavorable propuesta, y le dijo a su señor caballero, “Par Dios, que vuestra merced debe de ser menguado” (que es tonto o se lo hace, interpreto). Cómo se va a infringir un lote tan abultado de azotes si debe de salir de viaje raudo y veloz sobre el duro lomo de un caballo de madera; sus posas no son de mármol, sino de tierna carne, cual joven ternera.
Finalmente suben sobre Clavileño, con los ojos vendados, interpretando que empiezan a volar. Pasando por distintas regiones aéreas; tal la del viento, cuando les dirigen unos grandes fuelles que les despeinan el flequillo (yo, el de la foto, lo perdí tiempo ha); tal la del fuego, cuando les acercan al “testuz” unas antorchas encendidas. ¡Vaya, qué rápido se desplaza este artilugio!. Tres mil y tantas leguas, dijo Sancho antes, que debían navegar. Pues la cantidad en la distancia viene ahora a coincidir con los azotes a los que está obligado a darse el pobre Sancho. Azote por legua, viene a salir la cuenta; aunque ahi por los aires con tampoca estabilidad...
Para poner fin, los duques, a la pantomima que venían representando, pensaron celebrarlo, cual famosa fiesta que se precie, con una estruendosa traca final: “y, queriendo dar remate a la estraña y bien fabricada aventura, por la cola de Clavileño le pegaron fuego con unas estopas, y al punto, por estar el caballo lleno de cohetes tronadores, voló por los aires, con estraño ruido, y dio con don Quijote y con Sancho Panza en el suelo, medio chamuscados".
Don Quijote y Sancho acabaron rulando por el suelo, todo anonadados (este palabro no sale en el DRAE, siendo de uso frecuente) y algo chamuscados.
Cuando espabilan, los duques le preguntan a Sancho qué ha visto durante el viaje, y éste, siguiendo el hilo de la farsa, les contesta que ha visto La Tierra de un tamaño no mayor de un grano de mostaza, y asímismo los hombres como si fuesen avellanas. Luego les explica no sé qué de una piara de cabras espaciales (que resultaba ser una constelación, Las Pléyades). Él fue “cabrerizo” de joven, motivo por el que entiende de estos pastoreos. El duque quiere sonsacarle más información para ridiculizarlo, preguntándole si, como de caprinos iba la cosa, entre aquellas cabras no vería algún cabrón. Pero Sancho no se achanta de la agresividad burlesca del duque, contestándole con brío: “No, señor, pero oí decir que ninguno pasaba de los cuernos de la luna”.
Estas respuestas de Sancho suponen un punto de inflexión en cuanto a la inocencia que había mostrado en el transcurso de las burlas que los duques le habían infringido. Ahora Sancho les sigue el juego, acabando el burlador burlado. Don Quijote que se da cuenta de la maniobra, sella un acuerdo con su escudero: -Sancho, pues vos queréis que se os crea lo que habéis visto en el cielo, yo quiero que vos me creáis a mí lo que vi en la Cueva de Montesinos; Y NO OS DIGO MÁS” (A buen entendedor pocas palabras bastan).
Lo que no entiendo es por qué Cervantes, en el último párrafo, pone en boca de don Quijote tratamiento de usted para dirigirse a Sancho. Cuando don Quijote, toda la vida de dios, ha tuteado a su escudero. ¿Tal vez lo haga para conferir más solemnidad al mencionado pacto?.
Revulsiva Nota:
Este comentario pertenece a la Red de Comentarios Quijotescos que desde su blog La Acequia dirige nuestro favorito profesor, experto en artes escenicas y otras lides, Pedro Ojeda Escudero
Saludos vespertino-sabáticos (pero sin descanso, sólo por ser sábado)
16 comentarios:
A DQ no le habría disgustado que hubiera habido una huelga de controladores aéreos en el aeropuerto de Candaya. Lo disimula, pero en el fondo lo que tiene es miedo a montar en un prototipo volador, aunque como le dice a S,
ya Pierres y al princesa Magalona lo habían testado con éxito.
El estrés que les produce el vuelo les hace perderse el respeto, se llaman tonto y menguado.
Cómo te luces con tus conocimientos del ganado caprino. Casi tanto como S, que lo había mamado desde chico.
Un capítulo que admite relectura, lo que más me gustó fue el vacile de S con el asunto de las cabrillas y su paseo sideral de tres cuartos de hora entre ellas.
Bien visto lo de la ausencia de tuteo. S está a punto de ser gobernador y se ha ganado el Don, Cervantes lo anticipa, ¡Digo Yo! que es como si no lo dijera nadie.
Sigues con tu vena cómica, los que te leemos te lo agradecemos.
Sancho es que ya está un poco "jarto" de recibir de todo menos la ínsula prometida... y para mi que ahora les sigue el juego a los duques poniendo el punto sobre la i...el final es un guiño entre señor y escudero..de mutuo apoyo a sus mentiras... salud Antonio.
Me he reído un montón con las retenciones aéreas de Candaya.
Pues yo no me había percatado del cambio de tratamiento de DQ a S. Tendré que poner más atención en esos pequeños pero no menos importantes detalles.
Besos y feliz domingo
En este domingo lluvioso, te mando un fuerte abrazo Antonio... disfrutalo.
pues a mi me ha tenido rulando por espacios siderales más turbulentos el amontonamiento laboral y un peasso gripe de tortilla de ibuprofeno diaria, todo se juntó, y eso q no he dejado de fichar este otro espacio, pero todo iba denso y a cámara lenta. Ahora tengo que ponerme al día, demasiadas cosas interesantes sin leer, aunq tus anteriores capítulos me los leí recién sacados del horno como este otro.
Al hilo de las aventuras con Clavileño le dejo (por darle solemnidad al regalo, ejejej)un poema del maestro Antonio Machado tb de caballitos de madera
Pegasos, lindos pegasos,
caballitos de madera.
Yo conocí, siendo niño,
la alegría de dar vueltas
sobre un corcel colorado,
en una noche de fiesta.
En el aire polvoriento
chispeaban las candelas,
y la noche azul ardía
toda sembrada de estrellas.
¡Alegrías infantiles
que cuestan una moneda
de cobre, lindos pegasos,
caballitos de madera!:
(le puso música Calixto Sánchez, si logro encontrarlo ya lo envío por correo en mp3, sé q te gustará)
un abrazo
Estoy con MYR, creo que Quijo le trata de "vos" a Sancho porque ahora están más o menos al mismo nivel. Además en esa época "vos" tampoco era tan formal como "vuesa merced" según se nos explicó en un capítulo anterior.
Divertidas tus conclusiones. Besotes quijotescos, M.
Como siempre, enseñas, y reegalas sonrisas.
Estupendo, Antonio
Federico García Lorca, de pequeñito, diría arre Clavileño,estamos en la región del aire, cuidado con la región del fuego. Mira , mira, cómo nos miran los duques y esa gente que está en el jardín. Uy, que mezclo las cosas, déjemos a Lorca y vamos a Cervantes.
¡Con qué brío, como bien dices, contesta Sancho al duque! ¿Qué corte le pega! Al grande de España no le quedan ganas de indagar más, acerca del viajecito por la estratosfera...
Al sellar un acuerdo, yo te creo si tú me crees, don Quijote usa el "vos" que era una forma de confianza. Ahora son dos aliados, gracias a los duques. Sigamos el juego a éstos, aunque no sepamos a dónde nos llevan. Ese es el mensaje que el caballero transmite al escudero.
Sigamos, Antonio, a esta pareja. Con tus entradas, el camino se nos hará muy corto.
Un abrazo
No le trata de usted, sino de vos. Precisamente, el usted surgió para diferenciarlo del vos en un momento en el que éste comenzaba a especializarse, en la Península, para tratar a los inferiores: don Quijote usa esta acepción del vos para rebajar a su interlocutor, no para igualarlo. Es interesante este punto, que deberé tratar en algún momento.
Y, en efecto, como dices en el texto: este capítulo invita al juego con el caballo. Un juego con tantas resonancias infantiles.
Diferentes vicisitudes, querido Antonio, me han tenido apartado de la blogosfera unos poquitos dias.
Vuelvo y me encuentro con tu inmejorable comentario, lleno de sagacidad, inteligencia y buen humor, como siempre, cosa que, como te dice Pancho, te agradecemos.
Un abrazo...!
hola quillo
muuu bonito illooo
Las cabrillas y la descripción del mundo desde las alturas es la pequeña satisfacción a la que Sancho tiene acceso sin comprometer su futuro.
Que Lío. MERCHE, después leer atentamente la explicación de nuestro profe, borré el safarrancho que habia escrito por comentario,
Besos
PEDRO: Gracias por la explicación y esperaremos que trates ese punto, entonces, porque como le digo a MERCHE ( gracias ANTONIO) es un lio.
Entre península y paises latinoamericanos y distintas épocas y usos, ya tengo un merengue.
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