Amigos, ya sabéis que soy bastante malo para encontrar imágenes idóneas al capítulo. Pero no me resigno a mi mala suerte y, para compensarlo, echo la imaginación a volar. Un supuesto Sancho en el purgatorio con la dama que antecede hubiera renunciado a la mediación de don Quijote. El cartel anuncia una PELÍCULA basada en unos relatos de Juan Rulfo.
Se entretuvo Sancho de cháchara con Ricote hasta que se le hizo de noche. Sólo le restaba media legua para llegar al castillo de los duques, pero como de noche todos los gatos son negros, se extravió el otrora gobernador de Barataria y fue a parar a las ruinas de unos edificios, con tan mala suerte que cayó a una sima que en aquel suelo la boca abría: primero lo hizo el rucio, panza arriba; después Sancho, en blandito, cual colchoneta de bomberos recoge-suicidas, que era el abdomen de su rucio.
Se lamentaba Sancho de su mala suerte: apenas hacía dos días que había sido un gerifalte mandamás de una ínsula con litoral de secano; y ahora, el destino le depara una muerte lenta y fresquita junto a su amado burro (peor estaría al sol, ahora, a las 17 horas de este sábado con “la caló que ase” en Vandalia, con un ventilador que me refresca la despejada frente –excepto de moscas- donde en antaño luciera rubio flequilo: las cosas del directo). Alguien encontraría, con el tiempo, su “noble calavera” – pero no la besaría, como la de Ramón Sijé- y la de su rucio, con los huesos “mondos y raídos”, aunque lo reconocerían, eso seguro, junto a su rucio no podría ser otro que el Gran Sancho, sin par escudero de don Quijote de la Mancha. La humanidad le recordaría eternamente, incluso es posible que le erigieran una estatua ecuestre Sancho-borriquil, por entre la plaza de las ruinas adyacentes, convertidas en florido parque en su memoria.
Palpó Sancho las paredes de la sima, por ver si encontraba asideros para poder escalarla, pero la encontró lisa y suave como si la hubiesen enjabonado. Inició tertulia con su rucio (más bien monólogo cual Hamlet, sobre la fugacidad de la vida y algunas consideraciones existencialistas que Camus, con el tiempo, tuvo en cuenta):” ¡miserables de nosotros, que no ha querido nuestra corta suerte que muriésemos en nuestra patria y entre los nuestros, donde ya que no hallara remedio nuestra desgracia, no faltara quien dello se doliera, y en la hora última de nuestro pasamiento nos cerrara los ojos! ¡Oh compañero y amigo mío, qué mal pago te he dado de tus buenos servicios! Perdóname y pide a la fortuna, en el mejor modo que supieres, que nos saque deste miserable trabajo en que estamos puestos los dos; que yo prometo de ponerte una corona de laurel en la cabeza, que no parezcas sino un laureado poeta, y de darte los piensos doblados.” (Espero que Sancho se acuerde de mi menda a la hora de adquirir el pienso para el burro). Curiosa imagen la del rucio coronado de laurel. A Sancho tampoco le quedaría mal otra corona, y quedaría muy bien una representación teatral Hamletiana con el burro como interlocutor.
Al amanecer del día siguiente, tuvo el destino a bien que don Quijote saliera a hacer footing por la zona donde estaba la cueva con Sancho y el rucio fagocitados en su interior. Llegaron a oídos de don Quijote algunos de los gritos que Sancho profería pidiendo auxilio, y el atlético hidalgo reconoció la voz de Sancho, pensando fuese la voz de ultratumba de su amado escudero pidiéndole lo rescatase del purgatorio en que se encontraba. Don Quijote, instantáneamente, modificó su constitución caballeril, para poder socorrer también a los menesterosos muertos, sin necesidad de solicitar la venia del Tribunal Constitucional, donde languidecen, en el infinito del tiempo, la mayoría de los recursos y contrapleitos: “-Don Quijote soy -replicó don Quijote-, el que profeso socorrer y ayudar en sus necesidades a los vivos y a los muertos.”. Le prometió don Quijote a Sancho que, con la garantía de su hacienda, lo sacaría del purgatorio. Seguro que podría pagarle cientos de misas al cura de turno para poder negociar directamente con el Altísimo la compra de la libertad de Sancho. Y, si el Masca no se encontrara disponible, siempre podría hacerlo con el más asequible Primer Ministro, San Pedro (con dinero se compran, hasta las parcelas con mejores vistas del Cielo).
El rebuzno del rucio despierta a don Quijote de sus ensoñaciones, los burros no van al más allá: por lo tanto, éstos, deben de estar en el más acá. Reacciona don Quijote y, raudo y veloz, se dirige al castillo del duque en busca de sogas y personal abundante para elevar a los que en el subsuelo de miedo tiritan. Un estudiante que participa en el rescate, al ver salir a Sancho a la luz dice: “-Desta manera habían de salir de sus gobiernos todos los malos gobernadores, como sale este pecador del profundo del abismo: muerto de hambre, descolorido, y sin blanca, a lo que yo creo.” (Seguro que el reparto de la riqueza en el mundo sería más equitativa: pero ningún gobernante va a reconocer que es malo, aunque la mayoría lo son).
Una vez ya Sancho en presencia de los duques, les presenta su dimisión irrevocable como gobernador de la Ínsula Barataria, y añade: “ayer de mañana dejé la ínsula como la hallé: con las mismas calles, casas y tejados que tenía cuando entré en ella” (aplíquense el cuento los gobernantes de turno: a falta de poder mejorar lo encontrado, déjese como se encontró, arcas incluidas).
Revulsiva Nota:
Este canículo comentario pertenece a la Red de Comentarios Quijotescos que desde su blog La Acequia dirige el Profesor Pedro Ojeda Escudero.
Fin del comentario: el mismo día más arriba citado, a las 20:30 horas; pensando ya en refrescar el gaznate y consumir algunos bicornudos gasterópodos.
Saludos revulsivos
14 comentarios:
La hora de publicación que aparece en el blog no es la real. Ahora mismo son las 21:06
Saludos
En la barriga del burro como colchón amortiguador de caídas no había pensado. Es buena la imagen.
La sima de Sancho más fresquita que esa Vandalia tuya y mía, que tengo un poco de ella en mi ADN,ya sabes.La imagen del ventilador, estupenda.
Dale las señas a Sancho para que compre el pienso en tu empresa, que colabore, ya que te ocupas de él.
Un abrazo, Antonio
bueno...si Sancho se encuentra con la "chorva" del cartel...ese no sale hasta que se come al burro....
De los gasterópodos me puse hoy hasta mas allá...rico rico...un abrazo
Pués te diría que no sería el primer burro que hablara... por desgracia, conozco a unos cuántos y encima son políticos.
Tú sigue comiendo caracoles que te saldrán por las orejas... es más, te vas a volver baboso, jejeje.
Un abrazo
jajajajaj!!! pobre panza del burro!!
Me haces reir Antonio!!
Saludos
Me he tronchado con tu análisis. ¿Sabes que cuando Sancho le dice a su amado rucio que le dará los piensos doblados ¡pensé en ti!? Y sí, veo a Sancho disertando como Hamlet con el burrito pacientemente escuchándole... Ser o no ser THAT is the question y nuestro gran Sancho lo es.
¡Qué atracones de caracoles te metes entre pecho y espalda, cuidadín con no empacharte...! Besotes, M.
Ese reloj se ha parado por tanto purgatorio de caló, demasiado trajín para DQ. Hay mosquiteras que evitan las afrontonas moscas del verano de los pueblos, su ausencia es una de las ventajas que ha traído la vida en la colmena capitalina.
Bien vista y señalada la crítica a la Iglesia que se enriquece a costa de meter el miedo al infierno en el cuerpo de los creyentes. Después las posesiones pasaron a manos de otros burgueses con Mendizábal.
Un abrazo
¡Qué bueno, Antonio, además del buen comentario, de la imagen que no sé si tendrá algo que ver pero ya quisiera Sancho, no te olvidas ni de promocionar la empresa en tiempos de crisis!
Cuántos querrán ir al purgatorio con la imagen que has puesto.
Me encanta tu ironía.
Si Sancho se llega a encontrar con esa recepcionista en la sima le dice a DQ que se vaya a dar una vueltecita y que no se preocupe por él, que ya saldrá por sus medios.
Cuidado con los bicornudos a ver si te van a embestir.
Besos
DQ siempre poniéndole alas a la realidad pura y dura. Menos mal q el rebuzno del rucio le hizo pensar de forma más práctica y el pobre Sancho fue auxiliado.
Muy agradable y divertido de leer siempre tus comentarios a la obra Cervantina.
Felices caracoladas!
Querido Antonio:
No sabes el bien que me hace tu ironía en mis lánguidas jornadas de curro.
Genial siempre.
Un abrazo.
Querido Antonio: A buen seguro que el rebuzno del asno era una petición de piensos de Pricampo.
Buscando imágenes eres bastante bueno.
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