Cap. (2) 16
Encontramos en este cap. a don Quijote la mar de contento por haberse erigido en el “masca” de los caballeros andantes. Muy pronto hubo olvidado aquel océano de palos, de derribo de dientes sin visita al dentista y “la lluvias de estacas de los yangüeses”. ¡Ay! –suspiró- , si no fuera porque su Sra Dulcinea estaba encantada, el batiría el record de felicidad del Libro Guinnes.
Sancho, por su parte, continuaba dándole vueltas a la batidora (cabeza); no le cuadraba eso de que el de los Espejos y su criado fuesen vecinos de su amnésico “lugar de la Mancha”. ¡Con aquellas narices del diablo! que no podía apartar de sus “mientes”. Se lo hizo saber a su amo. ¡Chico! –le respondió don Quijote- los encantadores, te lo estoy diciendo desde antes de 1605, que hace ya 10 años, y es que no te enteras, ¡que me tienen ojeriza! –añadió el antaño triste y ogaño ufano caballero-. Sancho se echó el pito al bolsillo y no dijo ni media más.
En esto que viene detrás de ellos, y se dispone a adelantarlos, una lechuga montada en una yegua torda (menos mal que la equina no era también verde); bueno: entiéndase El caballero del Verde Gabán. ¡ Maestro! –le vocifera don Quijote- no le importaría a usted acompañarnos en este camino, y así lo fatigaremos ( Borges) al unísono – le interpela a continuación-. Acepta la invitación el de los primaverales colores, con la única objeción de que “el entero” Rocinante respete la virginidad de la impúber tordilla. Le da garantías don Quijote de que será respetada la equina.
Van ya caminando juntos los tres jinetes, y un caballero admirado de la singularidad del otro, “y si mucho miraba el de lo verde a don Quijote, mucho más miraba don Quijote al de lo verde”. Y porque entre caballeros andantes no estaría bien visto exteriorizar sentimientos “homófilos”, si no, que a buen seguro que don Quijote no se hubiera reprimido en exhibir alguna muestra de “afecto”: tal es la exposición de virtudes y galanía que don Quijote ve en su invitado acompañante.
Cervantes crea este verde personaje para reflejar su ideal de vida. Él quisiera mirarse en un Espejo, y que éste le devolviera la imagen del Verde Gabán: con quince años menos, bien parecido (y sobre todo con todos sus dientes), con una buena hacienda, y con mucho tiempo para dedicarse a la vida contemplativa; días tranquilos de pesca y caza, dedicación a los amigos y a la familia, y sobre todo, llevar una vida moral que se atiene a los cánones del catolicismo: como es asistir a misa diaria o dar algunas limosnas a los pobres. Don Miguel, ya a sus años, prefiere invertir en valores seguros, y qué mejor valor que invertir en “La Vida Eterna” (libro de Savater con el cual hubiese acabado ateo); pero no, nuestro ilustre escritor intenta ponerse bien con dios, suscribiendo acciones del más allá, según los dictados de los clérigos aficionados a la hoguera en fechas no coincidentes con “la candelaria”.
Finalmente el del Verde Gabán cuenta a don Quijote que tiene un hijo que ha estudiado seis años en Salamanca, pero que son años desperdiciados, porque al “niño” no le gusta más que la poesía. Y que lee a los clásicos grecolatinos (o sea que no iría al Carrefour a por libros). Aprovecha don Quijote (ahora alter ego de Cervantes) para hacer una excelente loa sobre la poesía, con preciosas palabras; y que si, tal como dicen, Cervantes quizás no fue buen poeta, sí supo escribir una espléndida prosa poética.
“La poesía, señor hidalgo, a mi parecer, es como una doncella tierna y de poca edad, y en todo extremo hermosa…”
Nota revulsiva:
Este revulsivo comentario pertenece a la Red de Comentarios Quijotescos, coordinado por el "profe" P.O.E. (no leer Edgar Allan) desde su blog La Acequia.
15 comentarios:
Como DQ no puede competir en galanura con el vegetariano caballero, se esmera en su discurso de padre sin descendencia conocida y defensor de la poesía como género superior.
El bullicio estudiantil salmantino de hoy tiene buen precedente en los estudiantes del XVII.
Más fatigan a Sancho que al camino las excelencias que salen de la boca de los dos caballeros. Los abandona por la compañía de unos pastores. A Rocinante ya , el pobre, no hay quien lo alborote.
Algo de pinta de "engarañao" sí que tiene el Cervantes de la foto. Tiene mérito que la foto sea del 05, año del centenario.
Un abrazo, buena aportación.
Lo de Carrefour es una velada alusión al comentario de Manuel.. y a "nuestro" Ornitorrenco.. jaja
Antonio, espero siempre tu Post "Quijotero". Me permite tener una nueva lectura distendida y plagada de humor del capítulo de la semana.. Ay, si se hubieran desmadrado los equinos.. Ambos caballeros hubieran dado con sus huesos al suelo.. y quien sabe si lo que sugieres... mejor me callo..
Gracias por este humor que viene tan bien para un viernes noche.
Un beso, Antonio.
¡Me ha encantado lo de lechuga! Este pobre don Diego acabará en ensalada. Buen comentario.
Si los maestr@s comentasen así el Quijote en sus clases antes o después de su lectura, seguro q los alumnos se harían adictos al Quijote y a los libros.
Tu comentario no sólo es artístico sino original, plagado de fino humor y de una frescura inusitada.
>:o] gracias
Paso rapidito dejando besos mil.
Con todo cariño,
STEKI.
Veo que te da por las verduras... ¡Estupenda disección de este capítulo! Muchos besotes, M.
Me he divertido con tu entrada. Muy buena
Un abrazo
Yo, cuando era un mocosito que no se me veía en el suelo, trabajé en Carrefour de cadete de caja. ¡Jajaja!
Excelente. Me gustó encontrar en el texto a Sabater, Carrefour y el Libro de los Records Guinness. Ahora recuerdo un cuento de Jorge Luis Borges que me gustó mucho: «Pierre Menard, autor del Quijote». Se encuentra en «Ficciones», su mejor libro de cuentos.
Saludos.
Aprendo mucho contigo, Antonio! un abrazo.
No se que te ha entrado con los libros del carrefur...libros son..o ¿no?...lo importante es leer...lo que se lee no lo es tanto...pues si se lee por conviccción...se hace de condición...clásicos..".besttseller". lteratura fantástica... todo está a un paso de engancharte, en definitiva a la lectura...pr alusiones...los maestros esneseñar el Quijote así???...cuando nuestros alumnos solo están habituados a las maquinorras y al MP3-4-ó 5??? un suicidio...te lo digo lisistrata, iniciándolos y a su paso...Antonio..muy bien por la foto...saludos
Estupendo e inteligente comentario, amigo.
Un abrazo.
Ay Antonio !que divertido te ha quedado este capítulo!, pero que divertido, sembrao estás en lo de la lechuga montada en una yegua, en lo de mirarse al espejo y verse como el del Verde Gabán con 15 años menos, todos los dientes, una buena hacienda y mucho tiempo, en lo Savater y la vida eterna y en los libros del Carrefour ja,ja,ja,
Un besote enorme, ya sabes, gordo y sonoro
Interesante reflexión de tan extraordinaria novela, donde Cornelivs leí también un excelente escrito sobre un capítulo Del Quijote, tenía años de no leer algo de Don Quijote, desde mis tiempos de colegio.
Que locuras y que reflexiones profundas en este mar de sueños del gran Hidalgo.
Saludos
No se me había ocurrido buscar el diente entre las piedras, pero si miramos bien igual lo encontramos.
Cervantes, a ratos, deseaba una vida sin sobresaltos como la del lechuguino.Pero,no hubiera aguantado. Intentó llevar vida tranquila de hidalgo en el pueblo de su mujer y se fue con el pretexto de que se estaba preparando la Invencible, que le darían algún trabajillo como recaudar víveres para la Armada.Era culo inquieto...
El hijo del lechuguino era muy fino y sólo leía griego y latín. Igual sí venden algo de eso en Carrefour... si hay demanda...
Esléndida prosa poética,eso es.Esa frase que define a la poesía con una metáfora, me encanta a mí también.
Un abrazo
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