lunes, 11 de mayo de 2009

COMENTARIO AL CAP.(I) 52, 1º TRAMO

Don Quijote y su rocín en Pozoblanco - Córdoba . Obra de: Aurelio.


Cap. (1) 52, 1º tramo

“General gusto causó el cuento del cabrero a todos los que escuchado le habían….”, cabra incluida. Pero fue el canónigo quien mostró más curiosidad por la culta forma en que lo hubo narrado; y es que, el bien nacido Eugenio, daba la impresión de haber asistido a las clases del mismísimo Erasmo, por lo bien que se explicaba. Del profesor Ojeda, que no le iría a la zaga al holandés, creo que no se tenía noticia aún en aquellos ovejunos tiempos: con razón dijo el cura que los montes criaban letrados; por mi terreno y el de Ronda, también bandoleros.

Se ofrece don Quijote al cabrero, a quien distingue como “hermano cabrero” (no tardará en tildarlo de “hermano demonio”, cuando se repartan mojicones entre ambos), para rescatar a Leandra del enclaustramiento monacal a la que se ve sometida, aunque hubiere de pasar por encima del cadáver de la abadesa en jefe.
Pero el cabrero, en vez de aprovecharse de los servicios que le ofrece nuestro noble caballero, comete el “disparate” de tratarlo como a un loco: “…este gentil hombre debe de tener vacìos los aposentos de la cabeza”. No sabe el amigo de las cabras con quien se juega los cuartos, le falta tiempo a don Quijote para darle tratamiento de grandísimo bellaco, que el vacìo y el menguado sería èl, ya que nuestro caballero se encuentra màs lleno que jamàs lo estuvo: motivo de màs estar recién almorzado.

Pero se ve que había sobrado un mendruguete de pan por ahì, el mismo que se dirigió sin desviar su trayectoria, a las narices del cabrero, que por no ser chato, vio remachadas sus narices hasta sus huesecillos internos. El cabrero se abalanza sobre el delgado y delicado cuello de nuestro señor el cual aprieta entre ambas manos, de forma que si Sancho no acude al rescate de don Quijote, la lengua de èste estaba presta para comerla el gato, por lo larga y caída que estaba.
Mientras tanto, el resto de comensales dejaron de comer, no porque perdieran el apetito, sino porque Sancho pegò con el cabrero encima de la mesa; y de esta entretenida forma se dio por concluido el nemoroso “papeo”.

Ruega don Quijote una tregua (y eso que llevaba las de ganar, como siempre) al cabrero, porque ve asomar un desfile con un doloroso son de trompetas, que él interpreta como un reclamo a la fuerza de su brazo: alguna menesterosa le llama.
Pero resulta que era una procesión de “disciplinantes” (masocas, para que nos entendamos) que vagaban por los sedientos campos portando la imagen de una Virgen (dicen) María, y pidiendo al cielo que dejara de negar su rocío a la tierra (que la cosa no alcanzaba ni para criar esparto).
Don Quijote, que confunde la comitiva con un grupo de villanos que llevaban presa a una principal señora, arremete con su resplandeciente espada contra las doradas andas donde encaramada se encuentra la cautiva señora; pero uno de los que portaban las andas se dispone a golpear a nuestro caballero con un fuerte madero, don Quijote lo intercepta en el aire y lo reduce a un tercio, ya sólo apto para carear pavos en los ribazos . Sin embargo, tanta era la furia del portador, que descargó con aquel trozo toda su fuerza contra el hombro de don Quijote, quién, sin más contemplaciones, vino a pegar en el suelo con más cara de muerto que de vivo.
Todos corrieron a comprobar el estado en que había quedado nuestro caballero, pero fue su leal escudero (y hermano, hijo, criado) Sancho, quien se arrodilló ante él y con lágrimas en los ojos improvisó un discurso a forma de panerígico, con el que demostró la progresiva transustanciación (como le pasa a la hostia) que en su espíritu se iba sucediendo, de sanchismo a quijotismo: “¡Oh flor de la caballería, que con sólo un garrotazo acabaste la carrera de tus tan bien gastados años!”.

REVULSIVA NOTA:

Como el capìtulo es demasiado largo para ser procesado de un tiròn por mis revulsivas y escasas neuronas, he optado (ya que he visto y celebrado que el jefe Ojeda también lo ha hecho) por dividirlo en dos.
La semana que viene abordaré el final, con los académicos, monicongos y otras lindezas incluidos.
Esta tarde se la ha tomado Ojito de asueto. Tengo una guapa foto de don Quijote sacada hace poco en Pozoblanco, sobre una escultura de Aurelio Teno. Intentaré que la monte mañana; en caso contrario la dejaremos para la semana que viene.

Este medio-comentario forma parte de la lectura-locura colectiva sobre don Quijote de la Mácula, que desde su blog La Acequia dirige el incansable profesor Pedro Ojeda Escudero, a quién dios nos lo conserve siempre joven y dinámico.

11 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Exacto comentario, como siempre, que hubiera entretenido hasta la cabra.
Y no, aunque ya voy para mayor y achacoso, no vivía yo en aquellos tiempos...

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

juas...yo no estoy muy mayor...¿o si? pero achaques y chinchoso dice mi mujer que un montón...¿yo vivir en aquel tiempo? y que hago yo sin el interné??? en fin...oye dile a ojito que está hecho un vago de los grandes y que el blog que tiene....está llenito de telarañas. saludos revulsivos...

Silvia_D dijo...

Que bueno!!!! pero, no has puesto fotos mías , malo!! jajajajajaa

Besos, monísimo :)

Unknown dijo...

Cuantas maneras de leer e interpretar el Quijote. Cuantas mas habrán sin desenpolvarse.
Un abrazo

pancho dijo...

La Serranía de Ronda da hasta pinsapos...
Me ha encantado esta expresión: "sólo apto para carear pavos en los ribazos"

Acertada la transus... esa de la que hablas.

Anónimo dijo...

He estado un tiempo ausente. Llego hasta ti para saludarte y restablecer el contacto.
Un abrazo fuerte

Mª Antonia dijo...

Querido Antonio:
No puedo pasar sin la lectura de tu blog revulsivo; es "mi pan de cada ... semana".
Gracias.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Gracias por el nuevo espolón...llegó hoy...me lo bebo en el fin de semana

Merche Pallarés dijo...

¡GENIAL, GENIAL! Como siempre. Lo que me he reido... Tambien he recibido tu "Espolón". ¡Gracias! Por cierto te contesté en mi blog a tu último comentario. Muchos besotes, M.

Sor Austringiliana dijo...

De tu comentario selecciono estas palabras:
"Sancho, quien se arrodilló ante él y con lágrimas en los ojos improvisó un discurso a forma de panerígico, con el que demostró la progresiva transustanciación (como le pasa a la hostia) que en su espíritu se iba sucediendo, de sanchismo a quijotismo"
Lo de la hostia, me lo estoy estudiando en "El espolón".
Mi compa arrabalesca encantada...Por cierto...ella conoce muy bien a Aurelio Teno, el escultor de ese Quijote que has colocado en la entrada.
Un abrazo de la abejita que, esta vez, da la palabra a Sor Austringiliana.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

¡Vista y disfrutada la foto! Merecía la pena esperar...
Hoy he recibido un sobre...

ÑIÑA QUE HABLÓ ANTE LA O.N.U.