lunes, 4 de mayo de 2009

CAPITULO (1) LI DE DON QUIJOTE

Obra ganadora del 1º premio del Concurso Internacional de motivos Quijotescos, organizado por el ayuntamiento de Nueva Carteya (Córdoba), coincidiendo con la celebración del IV centenario de la publicación del Qujote (1ª) . Nueva Carteya 2.005.

CAP (1) LI

Inició el cabrero, arrimado a su cabra, el relato que tenía prometido al resto de comensales.
Les habló de un rico labrador, que por ser rico forzosamente debería de ser honrado (los pobres siempre han tenido la culpa de todo), pero lo que más rico hacía a este hombre no eran sus dineros y latifundios, sino su hija, donde confluían máxima belleza y juventud: 16 añitos, la edad ideal en las mozas preferidas por don Cervantes.
Quizás por su tierna edad, aún no haya “conocido” (cual Virgen María) varón; y este dato tal vez le “pone” a don Cervantes; como a cualquier maromo de su tiempo (los de ahora tampoco las despreciaríamos). Empezamos con carga erótica ya en la descripción de la joven.

Tan atractivo binomio, riqueza del padre y exquisitez de la hija, traía de cabeza a todos los mozos de la comarca. Aunque los que tenían más posibilidades eran Anselmo (el mito de don Juan no se había patentado aún) y el contador de la historia, por nombre Eugenio o bien nacido, aunque con poca suerte en amores.

Acertó a llegar a la aldea donde vivía Leandra, que así se llamaba la “pija”, el hijo de un pobre labrador que venía de haber hecho la guerra en Italia, era conocido por el nombre de Vicente de la Rosa, según alguna edición (como la que nos ofrece Pedro Ojeda en el enlace de La Acequia), o Vicente de la Roca según mi Quijote editado por la Academia de la Lengua en el IV Centenario; el mp3 me cuenta también en la oreja que es de la Roca. Yo personalmente, y para no liar mucho gazpacho (que ya va apeteciendo aquí por el sur), aprovecho la confusión del apellido para decir que son las dos cosas: Rosa y Roca.

Rosa, porque enamora a la joven boba con sus artes en el bien vestir careciendo de vestuario (sólo tres trajes que combinaba con magia, como buen ilusionista); porque arrancaba unos chirridos a una guitarra, que más se asemejaban a los maullidos de un gato crucificado al que restregaran una vara de zarza por la barriga (tomo la idea de Lorca: El Público).
Además de estas pericias, el tal de la Rosa, sabía encandilar al personal con el relato de sus muchas batallas en las que decía haber intervenido, y donde “había muerto más moros que tiene Marruecos y Túnez”. A don Cervantes parece que no le caían muy simpáticos los moros (si viviera ahora el Bienvestido de la Rosa, Zapatero se ahorraba crear la Alianza de Civilizaciones).

Todas las vanas habilidades que demostraba tener el Sr. de la Rosa, lo convierten en de la Roca, toda vez que la señorita Leandra cae rendida en sus brazos.
Muchas de las bellas mozas que en el mundo han sido, han caído rendidas en los brazos de los más villanos y rufianes jovenzuelos.
Esto sucedía en los tiempos de don Cervantes y continúa ocurriendo en los tiempos modernos. Me dice alguna fémina contemporánea que esto ocurre por el morbo que produce este tipo de individuos en las irreflexivas zagalas, y por el poderío que ejerce en el subconsciente de ellas con vistas a perpetuar la especie (dejémonos de eufemismos: que los prefieren como sementales).
Cervantes resume con las siguientes palabras, lo que podría parecer una misógina frase: “…la natural inclinación de las mujeres, que, por la mayor parte, suele ser desatinada y mal compuesta”.

La tal leandra se fuga con el bienvestido, y éste haciendo uso de lo que guardan sus negras vísceras, una vez que ya están ocultos en una cueva, le roba los dineros y las joyas, pero respeta el honor de la joven y no abusa de ella. No se entiende entonces por qué la deja medio desnuda, que es lo mismo que medio vestida pero suena más erótico lo primero.
Cervantes puede ser un viejo verde, pero no quiere demostrarlo. Bastante jaleo debía de tener en su propia casa, donde parece ser que hija, sobrinas y quizás alguna hermana, eran conocidas por las Cervantas, tal vez dignas sucesoras de María Magdalena, mítico-erótico personaje bíblico.
El padre de Leandra la recluye posteriormente en un convento, donde cree que ya no podrá probar el turrón.
Mientras tanto medio pueblo se echa al monte, fruto del desengaño por la tal Leandra, para dedicarse a la vida pastoril. Podrían recluirse en un monasterio y dedicarse a la vida contemplativa (quizás no cupieran todos), pero prefieren la naturaleza en su estado más puro donde hay sitio para todos; rodeados de inocentes cabrillas u ovejillas. Ora pastan aquí, ora pastan allá. Eso sí, sin parar de lamentarse a quejío limpio de su mala fortuna. Jeremías no recogió en su libro tantas lamentaciones como estos frustrados don Juanes emitían.

Sentencia el cabrero, ya al final del capítulo: “Y ésta fue la ocasión, señores, de las palabras y razones que dije a esta cabra cuando aquí llegué; que por ser hembra la tengo en poco, aunque es la mejor de todo mi apero.”

Parece ser que a Cervantes no le fue muy bien con el género femenino. No puede ocultar que le gustan las “chicas” jóvenes; pero parece que en su casa puede que tenga el infierno compuesto por mujeres………, tiene que ser dura, una vida así. Escribir es un buen consuelo y refugio.

REVULSIVA NOTA:

Este revulsivo comentario forma parte del grupo de lectura-locura colectiva de don Quijote de la Mácula, que desde el blog La Acequia coordina nuestro currante profesor Pedro Ojeda Escudero, a quien dios nos lo guarde muchos años libre de gripes (lagarto lagarto) y otras dolencias propias de su no muy avanzada edad. Amén…..

10 comentarios:

María José dijo...

Antonio:El comentario de esta semana tiene mucha gracia.

Los hombres suelen gustar de mujeres más jóvenes; a ver si analizas los posibles motivos. Yo no digo ná de ná, que luego tó se sabe. Y las malas lengua me dicen feminista.

Donde se ponga una buena mujer hecha y derecha no se pone una chiquilla. Claro que, esos eran otros tiempos.

A la pobre Leonarda le roban y la dejan hecha una desgraciá sin catarlo siquiera. ¡¡ Habráse visto !!
Ja ja ja ¡¡ Quedarse para vestir santos !! Claro que podían vestir santos y desnudar curas, ja ja ja .

¡¡ Dios mío !! ¿Qué estoy diciendo ?
¿Se me habrá ido la olla?

Tus comentarios del Quijote me alteran, me pervierten, me revolucionan el espíritu ...

¡¡ Ay, qué suspiro !!

Buenas noches nos dé Dios.

pancho dijo...

No crea Cervantes la Alianza de Civilizaciones, no. Eran otros tiempos. El turco era el coco, incluso en esos dos países que citas.

Caminando a cinco millones de desempleados, Zapatero es más apreciado en el Magreb que en su propio país. Mira que a mí me cae bien el tipo...

No dejas nada en el tintero ( entre los dedos ahora) encima con humor. gran comentario.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Entre el cabrero "arrimado" a la cabra y la pija, me lo he pasado genial. Cómo va a disfrutar Merche con esta entrada cuando vuelva. Y, efectivamente, a Cervantes no le fue nada bien con sus mujeres...
Mereció la pena la espera.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Eh gazpachero¡¡¡ ya me hice el primero el domingo...que arreba un levante...que te tumbaba...en fin a mi las pijas siempre me gustaron....la ropa y los perfumes...bueno mi mujer me diría que me gustan todas .... es que yo soy muy tolerante...Te superas macho..esta vez gamberramente sinvergüeza y olé!!! y el Ojito con su curso de "fotosoc"...que le añoro...!!! Ah el de la Rosa no era mi primo...que luego todo se sabe...saludos y abrazos...

Antonio Aguilera dijo...

Ma JOSÉ:
Ya ya, es normal que los hombres gustemos de mozas más jóvenes......con el tiempo se nos ponen viejas, y tenemos que cambiarlas, popr ejemplo una de sesenta por dos de treinta jajaja; si no puede uno con una, menos con dos treinteañeras, ¡Qué miedo! jajaja. Gracias eres un encanto.

PANCHO:
Lo tiene realmente mal el amigo zapatero.
Además mo entiendo cómo en tiempos de crisis mantiene tan alto el gasto público.
Gracias

Antonio Aguilera dijo...

PEDRO:
El cabrero se tuvo que conformar con la cabra ya que la pija se fugó con otro jajaja, pobrecito.

MANOLO:
Feliz gazpacho, y fresquito; por aquí ya llegamos a los 35º.
Daré a Ojito recuerdos tuyos.
Nos vemos

Mª Antonia dijo...

Querido Antonio:
Te confieso por enésima vez que estoy "enganchá" a estos análisis particulares tuyos del Quijote... (Cualquiera que me vea reírme sola, pensará que estoy peor que "el caballero de la triste figura ").

Abrazos

Antonio Aguilera dijo...

M·Antonia:
Es un placer elaborar estos comentarios, y si ademàs alguien como tù me dice que le ha hecho reir, me hace doblemente feliz.

Cuìdate

Merche Pallarés dijo...

Ay, Antonio Aguilera ¡quién tuviera 16 añitos! Pero una ya tiene 65... Jodia edad... No atrae ni a los mosquitos (aunque en el Caribe me han acribillado, esa es la pura verdad... Les he atraído ¡muchísimo! Algo es algo, querido... ¡Estoy feliz!). Referente a nuestra Leandra y su soldadito de plumas. Creo que sí la desvirgó pero NO por el cauce natural si no por el otro (ya me entiendes...) que el soldadito tenía MUCHA pluma... Besotes, M.

Sanchito dijo...

Nos de Diooos!!!

To mu bien pero hay que informarse mejor. La "Obra ganadora del 1º premio del Concurso Internacional de motivos Quijotescos, organizado por el ayuntamiento de Nueva Carteya (Córdoba)" no es esa, es: "Manuscrito el braille" del gallego Remigio Davila.
Cordiales saludos!

ÑIÑA QUE HABLÓ ANTE LA O.N.U.