sábado, 4 de abril de 2009

CAPITULO XLVII DE DON QUIJOTE


Don Quijote en Castro del Rio

Cap (1) 47

 Se queja don Quijote del extraño medio de transporte que los encantadores han elegido para él: una carreta tirada por un par de “perezosos y tardíos animales, (porque a los caballeros andantes)  siempre los suelen llevar por los aires…., en alguna nube o en algún carro de fuego, o ya sobre algún hipógrifo”. Pero lo que de ninguna manera se entiende es que lo lleven en una carreta de bueyes:”¡vive Dios que me pone en confusión!”.

A Sancho le extraña que aquellos encantadores no tengan el cuerpo de aire, es más, él los encuentra macizos y bien alimentados (rollizos, dijera Sancho); y además que no huelan a azufre (como hizo saber el venezolano Hugo Chávez a sus conciudadanos; refiriéndose a su particular demonio George W. Bush), sino que uno, olía a ámbar.

Se organiza la comitiva procesional (sálvese quien pueda, se aproximan fechas señaladas) según jerárquicos criterios.

Las “chicas”: la ventera, su hija y Maritornes, representan su plañidera función, consistente en  despedir a llanto vivo a don Quijote. El de la Triste Figura se lo agradece, y las complace con un discurso, arte que domina harto mejor que el de las armas.

 Todos se besan y abrazan; una vez, después otra, le han cogido gustillo a los “apretones”. Acuerdan mandarse sendas cartas: contándose de bautizos, casorios, y  cualquier otro matrimonesco acontecimiento que se presente.

 Ya que está todo presto para partir, con todos los antropomorfos personajes en formación procesional, en silencio, y esperando la orden de iniciar la marcha, aprovecha don Cervantes para inocular a la audiencia un “mensaje publicitario” :espacio para promocionar (que no intercalar, gracias a dios) su ejemplar Novela de Rinconete y Cortadillo. Y es que el ventero la había encontrado en el “aforro” del almacén de sorpresas, que no era otro que la famosa maleta del viajante desconocido.

 Inició la comitiva el viaje de vuelta a la aldea, y cuando hubieron transcurrido dos horas haciendo camino, ya estaban todos cansados,  excepto don Quijote que iba metido en la jaula todo “espatarragado”, y sereno al fin.

Por lo que, decidieron descansar en una verde (azules nunca las vi) pradera, que allí se avecinaba. Caballos, borrico y bueyes pastaron a sus anchas (un rebaño de ovejas segureñas recién esquiladas, con alguna trasquilada, sendereaban también por allí).

 Combinó que pasaba por aquella dehesa, un canónico toledano con varios de sus secretarios y monaguillos, y al ver a don Quijote de aquella presidiaria guisa, preguntó a los circunstantes que por qué aquel hombre así venía, cual fiera circense; a lo que respondieron, que aquel “criaturo” había sido encantado e introducido en aquella jaula por incorpóreos magos que por allí pasaron.

El canónico, que se atribuye conocimientos de la andante caballería, dialoga con don Quijote y el cura: de los dos opina que están locos de remate. Sancho, que se ha contagiado de cordura, no se acaba de tragar el engrudo de que, los hombres que custodian la comitiva, están encantados. Pues él,  los ha visto realizando todas las necesidades fisiológicas, que cualquier criatura del Señor, necesita hacer para un normal funcionamiento somático (para qué las voy a enumerar, todos las hacemos).

Y es que Sancho ve peligrar el casorio de su amo con la Micomicona reina; y vaporizarse, la posesión de su condado.

 ¡Adóbame esos candiles!:

El cura amenaza a Sancho con encerrarlo en la jaula con su amo, argumentándole que lleva el mismo frenopático camino que él (por jugar a estar cuerdo, papel que a Sancho no le pertenece interpretar).

 A continuación, todos los que por la pradera estaban, inician un debate sobre los libros de caballería. 

 El cura explica al canónico que la locura de don Quijote procede de la excesiva lectura de los libros de caballerías. Admirado quedó el canónigo; y como gran conocedor de tales libros, expuso detenidamente en un largo discurso los defectos de que adolecían:

ser perjudiciales para todos, abundar en disparates, estar llenos de hazañas inverosímiles y fantasías absurdas, no contener apenas enseñanzas útiles.

 En la actualidad sobreviven abrumadoramente una estirpe de nuevos “libros de caballerías”. Llámense de la lápida templaria, de cimientos o pilares de la tierra, códigos o enigmas da Vinci, sábanas y mantas santas y perfumadas.

Nos dice uno de nuestros mejores Quijotes de este siglo, Fernando Savater, en su higiénico-espiritual libro LA VIDA ETERNA: “Las novelas de más éxito tratan de evangelios apócrifos, profecías milenaristas, sábanas y sepulcros milagrosos, templarios -¡muchos templarios!- y batallas de ángeles contra demonios. Vaya por Dios, con perdón: qué lata.

 REVULSIVA NOTA:

 Después de llevar toda la semana sin conexión a Internet por haberme cambiado de Cía., me enfrento al fin de semana con la misma carencia de ella. Seguro que para cobrar no se demoran….

Lo que más me fastidia es que aprovecho los fines de semana para hacer una visita a los colegas blogueros, y como no ocurra un milagro…..es viernes tarde, 18 horas….., y no hay nada nuevo bajo el resplandor de este sol cordobés que deslumbra la vista e incita al hedonismo: Baco y Eros, serían buenos compañeros.

 

4 comentarios:

Merche Pallarés dijo...

¡Excelente resumen del capítulo con el salero que le pones siempre! me he reido mucho. Muy cierto de que hoy en dia los "libros de caballería" son los "libros esotérico-religiosos"... Leí el "Código Da Vinci" y me defraudó tanto el final que no he vuelto a leer ¡ninguno mas!
Ya veo que esta semana OJITO no ha hecho su genial y esperado trabajo... pero la foto de la estatua de nuestro Quijo está muy bien tambien. Muchos besotes, M.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

No te preocupes, Antonio, esperaremos a que los buenos hados de las malas compañías suministradoras de Internet te concedan la posibilidad de visitarnos.
Tu comentario, excelente, tanto por la jerarquización y roles de los que acompañan a la procesión, como por la parte final, en la que, con todo acierto, denuncias las nuevas novelas fantásticas que necesitan de un buen Cervantes con escoba.
Y la imagen, oportuna, para la colección.

Mª Antonia dijo...

Querido Antonio:
Al parecer, yo también tengo algunos problemas con Internet, porque he escrito el comentario tres veces y no ha salido...
Te decía que tus particulares "comentarios de texto" sobre El Quijote, animan a seguir leyendo cada capítulo.
Excelente.

Un abrazo.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

me imagino, querido amigo que eso te pasa por culpa de timofónica... de todas formas han sido fechas para ver proces...que en tu pueblo son geniales... y de bares que segguro que lo son más... gracias por la fotillo....saludos

ÑIÑA QUE HABLÓ ANTE LA O.N.U.