viernes, 24 de abril de 2009

CAPITULO (1) L DE DON QUIJOTE


Si quieres oir el diálogo que tuvo el padre con su hijo hace un momento, pulsa en el siguiente enlace:

http://www.youtube.com/watch?v=b5LK6vxiYpI

CAP. (1) 50

No toleraba don Quijote, que el canónigo quisiera incluir a los Libros de Caballería, en la lista de libros de ficción. Máxime, cuando los citados libros son impresos con la venia de su Majestad, y son leídos gustosamente por ricos y pobres, por cultos e iletrados; causando en todos ellos grandísimo placer.
Y, ¿cómo iban a ser de ficción o imaginarios aquellos libros, si narran quiénes son el padre y la madre que lo gozó y parió respectivamente, al caballero?, con otros detalles que se dan punto por punto, como por ejemplo, si la ensalada le gustaba con más o menos sal.
En cuanto a que estos libros, se encuentren en las listas de más vendidos, no le pone objeción don Quijote. Lo que no está de acuerdo ni con el canónigo ni con Manuel Rodríguez Rivero, nuestro Sr. don Quijote, es en que no sean ciertas y en que no posean un enjundioso mensaje.
Así escribe, el sábado pasado, en el Babelia (suplemento literario del diario El País) el reputado crítico, autoridad literaria, antes mencionado: “Las mesas de novedades de las librerías están abarrotadas de historias inanes compuestas sin talento y torpemente”.
¿Quién nos librará a nosotros, pecadores por desconocimiento (el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento), de las garras de un libro de éstos que describe Rodríguez Rivero?.
¿Quién pondrá en nuestro camino, a ese mesías-orientador, que nos saque de la confusión de pirámides-libros de contenido huero o tóxico (porque se crean toxicómanos, si no somáticos, sí cerebrales).
María José apuntó la frase de Larra, quién dice, que en el libro menos esperado encontramos una importante enseñanza.
Argumento en todo punto cierto, pero, ¿no será mejor leer libros que todo en ellos sea una enseñanza, una obra de arte; y no tener que esperar, a que quizás sí o quizás no, encontremos algo brillante?.
Apostemos por valores seguros porque (y repito): “Es tan corta la vida y son tantos los libros” (porque en noches como ésta… NO lo tuve entre mis brazos: el buen libro).
Totalmente de acuerdo, con quien dijo que, los auténticos libros de caballería de hoy son los programas (de nuevo tóxicos) de la TV basura. Ahí sí que hay cantidades industriales de basura……pero vamos, que la mayoría de los libros best seller también lo son (no he dicho todos).
Sigamos con don Quijote, quien, como ejemplo de sus afirmaciones, improvisó una historia caballeresca; la que podríamos denominar como el culmen de las caballerescas aventuras. Donde es la más bella de todas las doncellas, la que reclama con voz “tristísima”, la intervención del esforzado brazo del caballero andante. Pero esta vez, en vez de galopar tendrá que bucear, ya que se desarrolla en el “licor”(líquido elemento), pero pegajoso y repugnante; lleno de toda clase de reptiles (culebras, lagartos etc, aún no se tenía conocimiento de los dinosaurios, si no, hubiera descrito paisajes de Parque Jurásico).

Una vez sumergido en tan asqueroso elemento, se cambian las tornas, y de repente se encuentra en unos floridos campos que no tienen nada que envidiarle a los Elíseos. Aparece un precioso castillo, que contiene un gran cuarto de baño, dentro del cual, una legión de preciosas damas lo pone en cueros y lo refriegan con diversos afeites hasta quedar bien aromatizado (en los campos de batalla no hay muchas ocasiones de bañarse, y ya desprendía un tufillo…). Acto seguido, lo visten con las mejores galas, lo sientan en trono de marfil, le sirven exquisitos manjares y le ponen serena música de fondo (esto es un hedonista de lujo). Pero el Caballero del Lago se carga el cuadro: ¿cómo se pone a mondarse los dientes (los cuales la mitad estarían carcomidos por las caries, y la otra mitad, sencillamente no existirían ya) delante de tan sabrosas damas?, y máxime, cuando ya va llegando otra, la más hermosa de todas: se había quedado rezagada en el (los o la, tal vez) toilettes.
Pero ésta ya es la definitiva, la que lo va a “distraer” con deliciosos cuentos…(esto es un tío con suerte).

No pasan segundos, cuando don Quijote nos sorprende con un sencillo acto de humildad, diciéndonos: “De mí se decir que, después que soy caballero andante, soy valiente, comedido, liberal, bien criado, generoso, cortés, atrevido, blando, paciente, sufridor de trabajos, prisiones , de encantos;..”. Parece que al Sr. Cervantes se le ha despistado “la olla” y disfruta hablando de él mismo: “valiente, bien criado, sufridor de cárceles…”.

Ahora toca agasajar a Sancho, de quien dice el de la figura triste, que es el mejor hombre del mundo y que, de momento que pueda lo recompensará con la prometida ínsula. Formula aprendida del Amadís de Gaula, quien hizo a su escudero conde de la Ínsula Firme (que éstas no se van a la deriva).
Lo único que teme nuestro caballero, es que Sancho no sepa gobernarla. Sancho, que oye estas palabras, defiende su talento en gestión y dirección de empresas. Y que, a unas malas, la daría en renta, dedicándose a descansar a “pierna tendida, gozando de la renta que le dan”.

Continúan nuestros personajes con el almuerzo sentados en aquel frondoso prado verde, cuando de repente, escuchan un tropel como de varias legiones romanas, pero se trata simplemente de una humilde cabrilla que, a causa de su fogoso ciclo ovárico, estaba buscando un cabro que le pusiese remedio a aquel contratiempo. La sencilla “rumianta” venía seguida a traspiés de su amo quien, a grito limpio, pretendía frenarla: ¡Manchada, Manchada!.
Los comensales serenan al cabrero, le ofrecen de comer, lo que él acepta, y a cambio del alimento los va a recompensar con un relato que, como ya hemos comprobado en anteriores ocasiones, es el mejor y digestivo ingrediente para la comida.

La cabra, al parecer aficionada a los relatos del cabrero, se recostó junto a su amo, y mirándole a la cara parece que le dijera: venga, empieza cuando quieras, que te estamos esperando.

REVULSIVA NOTA:

Continúo publicando los viernes de pasión –quijotesca-, a última hora de la tarde. Es cuando me permite mi situación laboral, durante la semana viajo cuasi sin interrupción. Durante el fin de semana, en cuatro escapadillas, puedo visitar a los colegas blogueros; aunque a cada instante tenga que escuchar una voz que se “desgañita” diciendo: “Antonioooooo, ¿otra vez estás con el dichoso Internéeeeeeeeee? (parece una cabra).

Este revulsivo comentario pertenece a la lectura-locura colectiva que desde el blog La Acequia nos mima y dirige el (ya menos griposo) profesor Pedro Ojeda Escudero.

P.S ( no leer Play Station):
Tucci, hoy quizás te compre una ruedecilla para el ratón. Creo que me pasé de largooooo.

8 comentarios:

Merche Pallarés dijo...

¡Cuántos mensajes has lanzado en éste tu análisis del capítulo capril/caballeroso de esta semana! A TUCCI, a PEDRO O.E., y ya no recuerdo a quien mas... Absolutamente delicioso como todos tus comentarios semanales... El fotomontaje de OJITO, tambien estupendo con tantas cabras... Muchos besotes, M.

pancho dijo...

Algo se ha desgastado la rueda del ratón pero no importa el comentario lo merece. Cómo eztá ermundo. Allá ze tuvo que ir zolo a pola borregona. Estos hijos de ahora no tienen ningún respeto de las canas. Muy buena la conversación. Ya la había escuchado en algún blog por ahí.

Muy bien tramao el asunto de los libros de caballería con los best sellers. Últimamente parece que van más unidos superventas con calidad. Según parece, cada vez menos gente hace caso a los críticos de los periódicos y revistas. Funciona más el boca a boca y las recomendaciones por Internet. (blogs)

Igual de buena la observación de la dentadura. Hasta hace poco, por no decir que todavía, por ahí en Europa, se conocía a la gente mayor española por la ausencia de dientes.

Muy acorde con el capítulo la foto del rebaño de cabras. Seguro que estas no son tan mansitas como Manchada.

María José dijo...

Antonio:El comentario de este capítulo es muy original. Me voy a sentir obligada a leerlo en el Quijote porque me pierdo con tus palabras. Hablas de varios temas en uno.

¡¡¡ Incluso me mencionas a mí !!!

je je je je

El tema de los libros no lo sueltas, ya veo.

El Quijote es el libro más leído, es un clásico de nuestra literatura y marca una época.
En cambio el resto de obras de Cervantes no han gozado de ese reconocimiento. El Quijote es la obra maestra de Cervantes.

Como dices, hay más libros que tiempo para leerlos. Libros de todo tipo y temas. Cada cual que elija el que desee.
Un amigo mío, con dos carreras universitarias y una especialidad, me dijo que nunca ha leído un libro. Lee prensa y revistas científicas.
Recuerdo de pequeña que estaba de moda que los hombres leyeran novelas del oeste.
Unas personas leen sólamente novela histórica y otras novelas rosas.
Hay a quienes les gusta la ciencia ficción o el terror. Libros de autoayuda, de divulgación científica, narrativa, de suspense, etc...
El caso es que se lea.

Un libro ha de entretener al lector.

A mi me gusta que me informe además de que me entretenga, que me aporte algo.

En muchas ocasiones no he podido continuar con un libro a pesar de ser recomendado.
No pude con La nausea, Las Cenizas de Ángela, La ciudad y los perros, y otros tantos, cada uno por un motivo diferente.
En cambio me encantaron otros que quizás tú nunca leerías.

Comencé leyendo a los clásicos (adaptaciones en mi infancia), obras costumbristas de distintas épocas, generaciones y estilos.

También hay que leer lo actual.

No todo lo que escribieron los grandes escritores era de calidad o alcanzó el éxito.

La cita de Larra es simbólica. No vamos a tragarnos un callo por una sola frase, ¡¡ ni locos !!

Es cuestión de que lo que leemos nos aporte aquello que esperamos y satisfaga nuestras necesidades un gustos por la lectura.

Aprendí más leyendo La Catedral del Mar y El último Judío, que en todos mis años de estudiante.

Un saludo revulsivo.

Abejita de la Vega dijo...

¡Hola Antonio!
Mi compañera filoarrabalesca me dice que te manda un correo.
Tu comentario y tu montaje buenísimos,pero voy a destacar la palabra "letraheridos" que pusiste en "La acequia". Eso somos unos letraheridos,no podías haber empleado palabra más ajustada.Cervantes nos hirió con sus flecha y aquí estamos con la cabra que no parece cabra y el cabrero que no parece cabrero.Desde luego, nada que ver con el de la borregona.
Un abrazo de una letraherida

Silvia_D dijo...

Creo que no hay más original comentarista del Quijote que tú, pequeño saltamontes!! le sacas la punta a todo!! jajajaa

Besos, guapo y buen domingo!!

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Me gusta cómo has enfocado el debate sobre la literatura, tan abierto hoy, como bien dices, que merecería que alguien hiciera quijotes a troche y moche para desbrozar el panorama.
El comentario, en todas sus partes, correctísimo -¡qué bien te has fijado en lo que dice don Quijote sobre sí mismo-, pero el video, excepcional. Aun me estoy riendo imaginando al cabrero de la novela hablando así con don Quijote, en vez de como nos lo pone Cervantes.
(Este fin de semana, puente en Castilla y León, he andado un poco desaparecido, perdón por el retraso)

Mª Antonia dijo...

Querido Antonio:
Me ha encantado el análisis de hoy, especialmente, porque tocas temas muy variopintos, porque nos invitas a escuchar una "sabrosa" conversación de nuestra España profunda, porque me he reído el doble que otros días, etc.,etc.,etc.
Tu ingenio no tiene límites, jejejejeje.

Un abrazo

Antonio Aguilera dijo...

MERCHE, PANCHO, MARÍA JOSÉ,ABEJITA, SILVIA, PEDRO Y MARÍA ANTONIA:

GRACIAS POR VUESTRAS PALABRAS.

LA IMAGEN DE LOS CABREROS ES REAL, SON CLIENTES MÍOS......PERO NO HABLAN ASÍ DE "RARO" JAJAJA.
¿VERDAD QUE LA CONVERSACIÓN NO TIENE DESPERDICIO?.
CELEBRO QUE OS HAYA GUSTADO.

ÑIÑA QUE HABLÓ ANTE LA O.N.U.