viernes, 6 de febrero de 2009

CAPITULO (1) XXXVII DE D. QUIJOTE

Asistimos a un desfile de moda en la pasarela de "La Venta El Zurdo", con nuestros amigos D. Quijote y Sancho.


D. QUIJOTE DE LA MANCHA ( I ) XXXVII

Continuamos en la venta de Juan Palomeque “El Zurdo” reconvertida en casa de encuentros y cultura – donde nuestros personajes se encuentran todos locos de contentos, los jóvenes por haber hallado a su amada pareja; la ventera es “quien más se jubilaba y contentaba por la promesa recibida del cura y Cardenio de pagalle todos los daños que por cuenta de don Quijote hubiese tenido”.
Solamente Sancho era el afligido, desventurado y triste, puesto que, como humo se le fueron las esperanzas. La princesa Micomicona se hubo transformado en Dorotea, ello le acarreaba la perdida de gobernabilidad de una ínsula, condado, o cortijo andalú.
Mientras tanto don Quijote “se estaba durmiendo a sueño suelto”.
Despertado el amo, Sancho le espeta:
- “bien puede vuesa merced, señor Triste Figura, dormir todo lo que quisiese, sin cuidado de matar ningún gigante, ni de volver a la princesa su reino, que ya todo está hecho y concluido”.

Le explica Sancho a su amo, que el gigante muerto era un cuero horadado y la sangre seis arrobas de vino tinto que contenía; “ la cabeza cortada es la puta que me parió, y lléveselo todo Satanás”.

Vemos de nuevo que cuando a Sancho le juegan con el asunto patrimonial o monetario se pone insoportable.
Más adelante veremos cómo don Quijote le devuelve los dardos con el veneno de la ira incluidos en ella.

Llegadas las cosas al extremo de que don Quijote toma conciencia de la inutilidad de su batalla con el gigante, Sancho y las dos parejitas de enamorados se ven en la imperiosa necesidad de inventar otra historia con la que poder regresar a don Quijote a su aldea. Una historia donde nuestro héroe se vea obligado a socorrer princesa, doncella, gay, lesbiana, transexual, amancebada o viuda; que a él no atañe saber los motivos del estado civil ni la opción sexual en que cada uno se encuentra. Se basta con saber que es una persona necesitada y menesterosa.

Y para convencer a nuestro hidalgo, Dorotea idea un discurso que así empieza:
Quienquiera que os dijo, valeroso caballero de la triste Figura, que yo me había mudado y trocado de mi ser, no os dijo lo cierto, porque la misma que ayer fui me soy hoy.”
Concluido el discurso, a don Quijote no le queda la menor duda de que aquella blanquísima dama es la primigenia, original y auténtica princesa Micomicona, a quién él había dado promesa de reconquistarle el reino Micomicón tras cortarle el pescuezo al gigante de la “Vista atravesá
”.

A continuación don Quijote “se volvió a Sancho, y, con muestras de mucho enojo, le dijo:
- Ahora te digo, Sanchuelo, que eres el mayor bellacuelo que hay en España. Dime ladrón, vagamundo…….. ( y terminó la reprimenda de la siguiente manera )………… ¡ Voto….- y miró al cielo y apretó los dientes- que estoy por hacer un estrago en ti, que ponga sal en la mollera a todos cuantos mentirosos escuderos hubiere de caballeros andantes, de aquí adelante, en el mundo !.

Es sano y recomendable volver a leer el fragmento anterior cada vez que, por distintas situaciones de la vida, (bronca del jefe, discusión y negativa de la parienta a cumplir con sus obligaciones conyugales, o cualquier otra circunstancia que deprima al varonil sujeto) se corra el peligro de perder la sonrisa del rostro…… la alegría de vivir.
Con cuentas de iniciar el viaje hacia el reino de Micomicón, se encontraban nuestros amigos, cuando llega a la venta un caballero “el cual en su traje mostraba ser cristiano recién venido de tierra de moros…”. Y ahora Cervantes nos hace una exhaustiva descripción de las ropas que el recién llegado viste y luce, que a buen seguro que si él participara en los desfiles de la pasarela Cibeles, recogiera los máximos aplausos y cotización que allí se dispensen por su calidad, variedad y elegancia.

Asimismo, el bienvestido, trae consigo a una fémina embozada, que no sabe articular palabra castellana. Mora es, y aún no bautizada, pero su gran deseo de ser cristiana la exime de su falta de remojo con las sucedáneas aguas del Jordán. Ni hasta “agora no se ha visto en peligro de muerte tan cercana que obligase a baptizalla”, visto lo cual, continuaba siendo portadora del pecado cometido por la Eva devora manzanas del Paraíso.

Cuando la mora descubre su rostro, con la venia de su señor bienvestido, Luscinda y Dorotea quedan tan maravilladas de su belleza y hermosura que, las dos a un tiempo, piensan pero no dicen, que la arábiga moza es sin duda alguna, más hermosa que la otra, que no de una misma. De esta forma, queda la mora, proclamada belleza suprema de la venta:
“y, como la hermosura tenga prerrogativa y gracia de reconciliar los ánimos y atraer las voluntades, luego se rindieron todos al deseo de servir y acariciar a la hermosa mora”.
Supongo que a Cervantes ya le será imposible incluir en El Quijote, alguna moza o dama más bella que la mencionada y adorada mora, quien acaba de arrebatar a la del blanquísimo pie, el título de Mis Venta, por ser la venta el lugar a donde van acudiendo las bellezas del terreno y las foráneas.
No describe Cervantes si estas nuevas bellezas superan a la del Toboso, quien ha quedado últimamente en el olvido.
Sospecho, que el nostálgico, melancólico, y tal vez desdeñado Cervantes, procure reflejar algún amor frustrado suyo, en las damas que desfilan por la pasarela Quijotesca.
Pobre hombre, mutilado del brazo y quizás también del corazón, según se deduce de la expresión que antes he citado: “como la hermosura tenga prerrogativa y gracia de reconciliar los ánimos y atraer las voluntades….”.Yo diría más bien de anular las voluntades, quedando el varón a la deriva dentro de las procelosas aguas del mar océano femenino que con sus furiosas olas abraza y desarma la integridad del (santo) varón de marras.

REVULSIVA NOTA:

Pensaba comentar seguidamente el episodio perteneciente a las armas y las letras. Pero por falta de tiempo…….y de imaginación para abordar semejante perorata, he optado por dejar reposar la mente hasta la semana que viene.
Que sean ustedes todo lo felices que la ausencia de elucubraciones les permita.

8 comentarios:

Merche Pallarés dijo...

¡¡GENIAL, ANTOÑITO, COMO SIEMPRE!! y la foto de la pasarela con todos nuestros personajes (y tu) en primera fila, simplemente tronchante. Enhorabuena. ¡Me lo paso pipa con tus análisis! Lo de "Miss Venta" tambien ha hecho que me salgan más arrugas (por reirme tanto)... Besotes, M.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

En efecto, cada vez sale una belleza mayor. Aquí, entre hombres y mujeres, hay dónde elegir.
No te preocupes: ya cogerás el ritmo de lectura.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

¿que haces Antonio? ¿con la Esperanza de desfile? o es mi vista la que falla???
ay ay...si la mora que tu pintas, fuese la que llegó con el séquito...el que se queda sequito del todo es el de la Triste Figura...

Un abrazo....gamberro !!!

María José dijo...

Valeroso Caballero Don Antonio de la radiante figura:
Puedo percibir y percibo que desde que se codea con las élites de la hidalguía castellana vuesa merced se precia de asistir a los actos sociales de relevancia. Tal es su gallardía que a punto estuve de confundirlo con el señor D. Jaime de Marichalar, asiduo a estos espectáculos, por esa elegante indumentaria que luce vuesa merced.

No ha lugar a dudas de que la susodicha "mora" no lo sería de auténtica raza. Pues las lozanas andaluzas, bien bronceadas, de tez morena, ojos oscuros y pelo negro, podrían ser confundidas por moras.

Mezclas de nuestros ancestros con esos moros que invadieron nuestra tierra, dejaron huella en la belleza de las mujeres andaluzas.

En tal caso, nuestro hidalgo D. Quijote, familiarizado solo con las hembras castellanas y desconociendo los atractivos de las andaluzas, le embelesó la belleza y lozanía de la mora.

¡¡¡ Olé !!!

Carlos Alberto dijo...

Hola a todos los presentes.

Bueno, ni sé cómo llegué aquí... Pero... ¡Jajaja! ¡Qué bien la pasan esos amigos que aparecen en el montaje de Ojito Saltón!

Interesante su texto, señor Antonio. Y muy interesante (también) el comentario de María José.

Cuando usted, Antonio, dice que Cervantes nos hace una exhaustiva descripción de las ropas que el recién llegado viste y luce, pensé de inmediato en William Shakespeare. La eficiencia de los grandes escritores, señor Antonio, se debe (en parte) a que nos cuentan todos los detalles que vienen al caso.

Saludos.

Silvia_D dijo...

Desde luego, nadie como tu y Ojito saltón para dar el toque cómico a cualquier escena!! es un placer entrar aquí :)

Besos quijotescos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

llegó... no os perdáis esta noche

Mª Antonia dijo...

Querido Antonio:
No tengo palabras... Consigues atrapar nuestra atención de principio a fin.
Espero impaciente la próxima entrega. ¡Que no decaiga ese ingenio tan necesario en los tiempos que corren!

Un abrazo.

ÑIÑA QUE HABLÓ ANTE LA O.N.U.