No puedo entender cómo hay tanta gente que practica la caridad, que
empatiza con los más necesitados, que incluso, yo creo, ama a los demás, pero luego se opone a que las cosas cambien,
a que se aplique justicia económica
aportando más recursos y empleo quien más tiene. Esta gente se opone a
desprenderse del 10 o un 5% de su
salario para crear un fondo común con el cual se pueda dar unos días de empleo
al que no lo tiene y está muy necesitado (verificándolo).
Estos que tanto practican la caridad (excepto los que además buscan solidaridad y justicia), normalmente sin que
les afecte a su bolsillo, suelen ser de los que más se dan de golpes en el
pecho ¡Ay Dios mío, cuánto te quiero! Pero quítame el “coñazo” de pobres que
tengo alrededor: es la hora del mus.
Estos son de los que quieren que todo cambie para que todo continúe igual.
Son los sepulcros blanqueados que dijera J.C.
Son gentes de una insoportable levedad... moral
PD1.- Estaba buscando tema-s para desarrollar en el próximo Espolón...
PD2.- En esta semana visitaré al resto de amigos aquejados de Filoquijotismo
Besos y abrazos
5 comentarios:
Por regla general, las sociedades humanas no son innovadoras, sino más bien jerárquicas y ritualistas. Cualquier sugerencia de cambio se acoge con recelo…
(…) Sin embargo, llega un momento en que es preciso que las sociedades cambien.
(…) Buena parte de las dificultades que surgen al intentar reestructurar las sociedades norteamericanas y de otros pueblos arrancan de la resistencia que oponen los grupos que tienen intereses creados en el statu quo.
Es probable que una transformación profunda de la sociedad obligue a los que ocupan el pináculo de la jerarquía a descender muchos peldaños, lo cual les irrita y les mueve a ofrecer resistencia.
Tomado de: Los dragones del Edén, de Carl Sagan.
La caridad, además de ocasional, es mucho más fácil que el compromiso, amigo Antonio.
Un abrazo
"A Dios rogando y con el mazo dando"
Dos ejemplos muy actuales de "rezadores": El Urdanga en Baqueira Beret, y el Díaz Ferrán en la catedral de Santiago...
¡ay, dios mío, no me abandones ahora!
biquiños,.
Confío en que los que practican la caridad crean también en la justicia.
Es un placer volver a visitarte.
Besos
Tienes toda la razón: no deberíamos aspirar a la caridad, sino a la justicia.
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